Boletin 2004

El Rosario en Familia

Nací en una granja,

me crié en el campo,

con la gente que reza, y que vive

del santo trabajo.

Los dos seres que vida me dieron

murieron temprano,

y mi padre me dijo al morirse:

«Hijo mío, en el llar hay un clavo

del que pende un tesoro bendito,

ve, búscalo y tráelo».

Fuí, busqué y remiré, y a mi padre

sólo pude alargarle un rosario.

Él es, dijo al verle,

mi tesoro santo

mi herencia bendita

que te dejo, que a mí me dejaron.

Tu abuelo, y mi padre,

tuvo callos de puro rezarlo;

y tu madre con él en el cuello

se fue al camposanto.

Yo quitéselo allí, y ahora muero

gustoso besándolo.

Bienes de la tierra,

hijo mío, no puedo dejártelos;

pero en este rosario te dejo

los tesoros de un padre cristiano.

Para ti, que sabes de letras,

es un gran Catecismo el rosario,

y en los días que vayas a Misa,

buen devocionario.

No hay medio más útil,

para nunca morir en pecado,

para siempre cumplir los deberes,

para hacerte de todos hermano.

Con él, siendo pobre,

siempre tuve salud y trabajo

y el pan nuestro que a Dios le pedía

jamás me ha faltado …

mas, ¡oh! siento acercarse la Virgen

¡ya me duermo tranquilo en sus brazos!

Murióse mi padre,

era entonces yo un pobre muchacho,.

Hoy que ya soy hombre

y recuerdo los tiempos pasados

miro y veo mi patria afligida

y a la Iglesia en el monte Calvario …

¿qué será, qué será? me pregunto …

Y el pueblo cristiano,

con su muerta piedad me contesta:

«Es que poco se reza el rosario»! …