Boletin 2008

Triduo 2008. Dia 2

MARIA, PRIMER SAGRARIO”

 

1.- INVOCACIÓN INICIAL

 

Lector: En el nombre del Padre, del Hijo….

             Dios mío, ven en mi auxilio

Todos: Señor, date prisa en socorrerme.

Lector: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo

Todos: Como era en un principio ahora y siempre por los siglos  

            de los siglos. AMEN.

Lector: ORACIÓN: Señor, purifica mis labios y mi corazón, para

                                 que pueda dar gloria a tu nombre, al bendecir  

                                 y ensalzar a la Virgen Maria, Madre tuya

                                 y Madre nuestra. AMEN.

2.- SALUDO

 

Lector: María, cuando en la Visitación llevaste en tu seno al

             Verbo hecho carne, te convertiste en algún modo en

             “tabernáculo” donde el Hijo de Dios, todavía invisible a

              los ojos de los hombres, se ofrece a la adoración de tu

              prima Isabel, irradiando su luz.

             

Todos: ¡MARIA TU FUISTE EL PRIMER SAGRARIO, UN

                 SAGRARIO VIVIENTE!

Lector: Isabel quedó llena del Espíritu Santo y dijo:

            “bienaventurada tú que has creído, porque se cumplirán

             las cosas que se te han dicho de parte del Señor” Feliz tú,

             que has creído que lo que hay en tu seno es el Hijo de

             Dios.
             

Todos: ¡MARIA TU FUISTE EL PRIMER SAGRARIO, UN

                 SAGRARIO VIVIENTE!

Lector: María Inmaculada, virgen del Rosario, tú creíste lo que se

             te dijo de parte de Dios. Fuiste así anticipo de la fe  

             eucarística de la Iglesia. Tu fe te hizo hacer de puente

             entre tu Hijo Jesús e Isabel y Juan.

Todos: ¡MARIA TU FUISTE EL PRIMER SAGRARIO, UN

                 SAGRARIO VIVIENTE!

3.- lectura meditativa

                    Durante aquellos nueve meses el Niño que llevaba en su seno fue para María refugio e impulso. Refugio para vencer la tentación de ceder ante las dificultades: ¿cómo explicaré al mundo lo que me ha sucedido?, ¿qué pensará José? Impulso para afrontar tareas de servicio material y espiritual a los demás, aunque fueran incómodas como el viaje a la casa de Isabel.

El Niño fue refugio e impulso porque María tuvo durante ese tiempo una unión muy particular con Jesús, la que tienen todas las madres con su hijo durante los meses que dura la gestación. Esa unión le propició una muy especial presencia del Verbo en su vida. Procuremos nosotros crear conductos espirituales que nos unan a los sagrarios, para tener también esa conciencia de la presencia de Cristo hecho eucaristia en los sagrarios. Es lo que buscan esas devociones populares que nos llevan a tener localizado el sagrario más próximo y dirigirnos de vez en cuando a él con la mente; que nos lleva a ir descubriendo nuevos sagrarios en nuestras rutas por las calles o por las carreteras… y tantos otros enlaces que nos lleven espiritualmente al Cristo presente en la Eucaristía cuando nos encontremos inmersos en nuestros diarios trajines.

Refugio muy oportuno, porque quien tiene su mente junto a Jesús en el sagrario no será dejado de su mano ante las diversas tentaciones. Impulso que nos empujará a no conformarnos con ser un cristiano tibio de mínimos. Impulso que nos lanzará a desarrollar un vibrante apostolado, para anunciar con gozo el mensaje de Jesús a los que nos rodean. Impulso que nos llevará a no ser indiferentes a la suerte de nuestros semejantes, a ser motores de amor y vida, de gozo y paz en la sociedad en la que nos ha tocado vivir.

María del Rosario, fortalece nuestra fe en la presencia eucarística de Jesús para que la eucaristía sea para cada uno de nosotros refugio e impulso de nuestra vida.

De esta manera, llenos de Cristo, con la fuerza del Espíritu Santo y el aliento de María, sabremos llevar Jesús a nuestros semejantes y sabremos acompañar a cada uno de nuestros hermanos los hombres hacia Jesús.

4.- REFLEXION PERSONAL

 

   Oramos en silencio, pidiendo interiormente aquellas gracias, favores o necesidades que deseamos alcanzar por medio de nuestra Madre la Virgen del Rosario.

5.- PLEGARIA

 

Lector: Ave María, dulce Madre de la Eucaristía. Con dolor y  

             mucho amor, nos has dado a tu Hijo Jesús mientras

             pendía de la Cruz. Nosotros, débiles criaturas, nos

             aferramos a Ti para ser hijos dignos de este gran AMOR

             y DOLOR.

Todos: IMPLORAMOS MADRE, TU AYUDA.

             (se reza Ave Maria)

Lector: Ayúdanos a ser humildes y sencillos,
             ayúdanos a amar a todos los hombres,
            ayúdanos a vivir en la gracia estando siempre listos para

            Recibir a Jesús en nuestro corazón.
 

Todos: IMPLORAMOS MADRE, TU AYUDA.

             (se reza Ave Maria)

Lector: Oh María, Madre de la Eucaristía, nosotros, por cuenta  

             propia, no podremos comprender este gran misterio de  

             amor. Que obtengamos la luz del Espíritu Santo, para que

             así podamos comprender aunque sea por un solo instante,
             todo el infinito amor de tu Jesús que se entrega a Sí

             mismo por nosotros.

Todos: IMPLORAMOS MADRE, TU AYUDA.

             (se reza Ave Maria)

6.- ORACIÓN FINAL

 

         Jesús, dulce Maestro, deseo conocerte y amarte más y más,
alimenta, sostiene y fortalece mi vida con la Eucaristía,
pan de Dios, el pan de vida, pan vivo bajado del Cielo. Me consagro a Tí por medio de María, Reina del Rosario y Madre de la Eucaristía. Tú que nos has dado a tu hijo Jesús,
con dolor y tanto amor, mientras pendía de la Cruz,
ayúdame a vivir en la gracia para siempre estar listo
para recibir a Jesús en mi corazón.
Amén.

REINA DEL SANTÍSIMO ROSARIO.

Ruega por nosotros.

CANTO DEL HIMNO DEL ROSARIO.