Boletin 2009

Triduo 2009. Dia 3

MARIA, REINA DEL SANTISIMO ROSARIO”

 

1.- INVOCACIÓN INICIAL

 

Lector: En el nombre del Padre, del Hijo….

             Dios mío, ven en mi auxilio

Todos: Señor, date prisa en socorrerme.

Lector: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo

Todos: Como era en un principio ahora y siempre por los siglos  

            de los siglos. AMEN.

Lector: ORACIÓN: Señor, purifica mis labios y mi corazón, para

                                 que pueda dar gloria a tu nombre, al bendecir  

                                 y ensalzar a la Virgen Maria, Madre tuya

                                 y Madre nuestra. AMEN.

2.- SALUDO.

 

Lector: ¡Oh Augusta Reina de las Victorias! ¡Oh Soberana del

             Cielo y de la Tierra, ante cuyo nombre se alegran los

             cielos y tiemblan los abismos, oh Reina gloriosa del

             Rosario! Nosotros tus hijos devotos reunidos en este

             templo derramamos los afectos de nuestro corazón.

Todos: REINA DEL SANTISIMO ROSARIO, RUEGA POR

             NOSOTROS.

 

Lector: Del trono de Clemencia donde te sientas como Reina,

             vuelve, oh María, tu mirada piadosa sobre nosotros, sobre

             nuestros familiares y sobre el mundo entero. ¡Oh Madre,

             implora para nosotros de tu divino Hijo, la misericordia y

             vence con la clemencia el corazón de los pecadores.

Todos: REINA DEL SANTISIMO ROSARIO, RUEGA POR

             NOSOTROS.

Lector: ¡Dígnate, oh María, escucharnos con benevolencia! Jesús

             ha puesto en tus manos todos los tesoros de sus gracias y

             de sus misericordias!. Tú estás, Reina coronada, a la

             derecha de tu Hijo por encima de todos los coros de los

             Ángeles. Tú extiendes tus dominios por toda la extensión

             de los cielos y a Ti han sido sometidos la tierra y todas

             sus criaturas. Tú eres por gracia, omnipotente.

 

 Todos: REINA DEL SANTISIMO ROSARIO, RUEGA POR

             NOSOTROS.

(Suplica a la Reina del Rosario)

3.- lectura meditativa

 

 

            El Rosario es una oración a la Virgen María, llamada, en palabras del Papa Juan Pablo II, a «favorecer en los fieles la exigencia de contemplación del misterio cristiano» y «que forma parte de la mejor y más reconocida tradición de la contemplación cristiana», además de ser un instrumento válido para «implorar de Dios el don de la paz» y para pedir por la familia «célula de la sociedad, amenazada cada vez más por fuerzas disgregadoras», como dos de las urgencias más claras en este momento de la historia humana.

          El Rosario, es también compañero en el camino de la fe y devoción que armoniza con todos los miembros de la familia.
La contemplación del misterio de Cristo en los misterios del Rosario es, además, un modo eficaz para «abrirse más fácilmente a un conocimiento profundo y comprometido de Cristo»

Un camino fácil y un método de oración sencillo para todos. Ya el Papa Pío XII en su Discurso a los recién casados, el 9 de octubre de 1941, hablaba del Rosario de los niños, que repiten lentamente con aplicación y esfuerzo, pero ya con tanto amor, el Padrenuestro y las Avemarías que la madre pacientemente les ha enseñado… Rosario de la joven, ya mayor, alegre y serena, pero al mismo tiempo seria y pensativa acerca de su porvenir que confía a María… Rosario del joven, ya aprendiz, estudiante, agricultor que se prepara trabajando valerosamente, para ganar un día el pan para sí y para los suyos… Rosario de la madre de familia, de la obrera, de la campesina: sencillo, sólido, usado ya desde mucho tiempo que acaso no puede tomar en la mano sino a la noche, cuando bien cansada de su trabajo, encontrará todavía en su fe y en su amor fuerza para rezarlo… Rosario del padre de familia, del hombre trabajador y enérgico que nunca olvida llevar consigo su rosario, juntamente con su pluma estilográfica y el cuaderno de los negocios, y no se avergüenza de rezarlo con devota sencillez en aquellos momentos arrancados a la tiranía del trabajo profesional… Rosario de los ancianos, aproximándose al término de una vida empleada en buenas obras, alterna con inagotable abnegación los pequeños servicios que todavía puede prestar con sus numerosas decenas de Avemarías, que repite sin cansarse con su rosario… Rosario del moribundo, apretado como último apoyo entre sus manos temblorosas, mientras en torno a él los seres queridos lo rezan en voz baja… Rosario de la familia entera, rezado en común, entre todos, pequeños y grandes, que reúne por la noche a los pies de la Virgen a los que el trabajo del día haya separado; que los reúne con los ausentes y con los desaparecidos, cuyo recuerdo se aviva en una oración fervorosa que consagra de esta manera, el lazo que los une a todos, bajo la protección de la Virgen Inmaculada y Reina del Santo Rosario .

           Pero además, el Rosario de la Virgen ha sido siempre el camino utilizado en la Iglesia para pedir a Dios ayuda en las necesidades del mundo y de su Pueblo Santo. El Papa León XIII, a quien siempre se consideró el «Papa del Rosario» junto a San Pío V, el 24 de diciembre de 1883, mandó añadir en la Letanía la invocación «Reina del Santísimo Rosario» como «perpetuo recuerdo de la ayuda impetrada de su purísimo corazón en todas partes… y para perenne testimonio de la esperanza sin límites que en la amantísima Madre ponemos»

 

           El rosario es la oración más evangélica y la que mejor renueva en nosotros la «presencia de María»
La recitación diaria del Rosario nos hace estar un rato con María, nos hace pensar en Ella, la hace presente en nuestra vida. Porque el Rosario es una oración a María y una oración con María. Es la oración de María con nosotros, que nos hace meditar en los misterios que Ella rumiaba en su corazón durante su vida terrena, y que continúa contemplando en el cielo porque son misterios de vida eterna.

Asi pues, tomemos todos con confianza el rosario entre nuestras manos y descubramos su valor evangélico y su acompasarse con las necesidades de nuestro tiempo y de nuestras familias.

           En estos momentos de amenaza para la paz del mundo, os recuerdo que el Rosario es la «gran plegaria dirigida a María, la Reina de la Paz», a fin de que interceda para que reine entre nosotros y en el mundo entero la paz. Nuestro Rosario del presente mes de mayo y de octubre, y de todos los meses del año, tiene que estar abierto a esas sombras que amenazan actualmente la convivencia pacífica en la humanidad.
           Que la Madre bendita del Rosario sea ahora la que nos ayude a reencontrarnos con Cristo y con Ella gracias al Rosario, don de Dios a su Iglesia.                                  

 

 + Antonio Ceballos Atienza
Obispo de Cádiz y Ceuta

  

 

 

 

4.- REFLEXION PERSONAL

 

   Oramos en silencio, pidiendo interiormente aquellas gracias, favores o necesidades que deseamos alcanzar por la intercesión de nuestra Madre la Virgen del Rosario.

5.- PLEGARIA

 

Lector: Reina del Rosario, tu corazón de Madre no permitirá ver

            que nosotros, que somos tus hijos, nos perdamos. El Niño  

            que vemos en tus brazos y la mística corona que

            contemplamos en tu mano, nos inspiran confianza que

            somos escuchados. Y nosotros, confiamos plenamente en

            Ti, nos abandonamos como hijos débiles entre los brazos

            de la más tierna de las Madres, y hoy mismo esperamos de    

            ti las deseadas gracias.

Todos: VIRGEN DEL ROSARIO, A TI RECURRIMOS Y

             EN TI CONFIAMOS. ( Se reza al Ave Maria.)

Lector: Te pedimos, oh Reina, en este día solemne, que concedas

             a nosotros tu amor celestial, y en modo especial bendice,

             oh Maria, al Papa Benedicto XVI, bendice a nuestro

             Obispo Ramón, a los sacerdotes y particularmente a los

             seminaristas de nuestro seminario de Jaén. Bendice a

             cuantos cultivan y promueven la devoción del Santo

             Rosario, dulce cadena que nos reanuda a Dios.

Todos: VIRGEN DEL ROSARIO, A TI RECURRIMOS Y

             EN TI CONFIAMOS. ( Se reza al Ave Maria.)

Lector: Maria, tú serás nuestro consuelo, oh Reina del Rosario, oh

            Madre nuestra querida, oh Refugio de los pecadores, oh

            Soberana Consoladora de los tristes. Seas bendecida en

            todas partes, hoy y siempre, en la tierra y en el cielo.

            AMEN.

Todos: VIRGEN DEL ROSARIO, A TI RECURRIMOS Y

             EN TI CONFIAMOS. ( Se reza al Ave Maria.)

6.- ORACIÓN FINAL

 

Virgen Santísima del Rosario: vengo con amor filial porque te quiero amar y sentir como Madre de verdad. Siendo Madre de Jesús, lo eres también de nosotros y así te proclamó tu Hijo Jesús desde la cruz: “Madre de todos”.

Hazme descubrir que el Rosario es la oración que más te agrada. Virgen María que con el rezo diario del rosario yo te ofrezca mi mejor regalo. Así sea.

 

REINA DEL SANTÍSIMO ROSARIO.

Ruega por nosotros.

CANTO DEL HIMNO DEL ROSARIO.