Boletin 2005

Triduo 2005. Dia 3

 “MARIA, REINA DEL SANTO ROSARIO”

 

1.- INVOCACIÓN INICIAL

 

Lector: En el nombre del Padre, del Hijo….

            Dios mío, ven en mi auxilio

Todos: Señor, date prisa en socorrerme.

Lector: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo

Todos: Como era en un principio ahora y siempre por los siglos  

            de los siglos. AMEN.

Lector: ORACIÓN: Señor, purifica mis labios y mi corazón, para

                                 que pueda dar gloria a tu nombre, al bendecir  

                                 y ensalzar a la Virgen Maria, Madre de Jesús

                                 y Madre nuestra. AMEN.

2.- SALUDO. ALABANZA

 

Lector: ¡Oh Augusta Reina de las Victorias! ¡Oh Soberana del

             Cielo y de la Tierra, ante cuyo nombre se alegran los

             cielos y tiemblan los abismos, oh Reina gloriosa del

             Rosario! Nosotros tus hijos devotos reunidos en este

             templo derramamos los afectos de nuestro corazón.

Todos: REINA DEL SANTISIMO ROSARIO, RUEGA POR

             NOSOTROS.

 

Lector: Del trono de Clemencia donde te sientas como Reina,

             vuelve, oh Maria, tu mirada piadosa sobre nosotros, sobre

             nuestros familiares y sobre el mundo entero. ¡Oh Madre,

             implora para nosotros de tu divino Hijo, la misericordia y

             vence con la clemencia el corazón de los pecadores.

Todos: REINA DEL SANTISIMO ROSARIO, RUEGA POR

             NOSOTROS.

Lector: ¡Dígnate, oh Maria, escucharnos con benevolencia! Jesús

             ha puesto en tus manos todos los tesoros de sus gracias y

             de sus misericordias!. Tú estás, Reina coronada, a la

             derecha de tu Hijo por encima de todos los coros de los

             Ángeles. Tú extiendes tus dominios por toda la extensión

             de los cielos y a Ti han sido sometidos la tierra y todas

             sus criaturas. Tú eres por gracia, omnipotente.

 

 Todos: REINA DEL SANTISIMO ROSARIO, RUEGA POR

             NOSOTROS.

(Suplica a la Reina del Rosario)

3.- lectura meditativa

 

De los escritos de Fr.Timothy Radcliffe, O.P. Maestro General Orden de predicadores. “rezar el rosario”)

 

 Cuando se me pidió hablar del Rosario debo confesar que tuve un momento de pánico. Nunca había leído nada del Rosario y nunca reflexioné sobre él en toda mi vida.

Puede parecer curioso que una plegaria tan simple como el Rosario esté particularmente asociada a los dominicos. Es “nuestra santa herencia”. Hay una larga tradición iconográfica de Nuestra Señora dando el Rosario a Santo Domingo. Pero, ¿porqué esta oración tan simple es querida por los dominicos? Santo Tomás de Aquino decía que no podemos comprender a Dios porque Dios es perfectamente simple. Su simplicidad sobrepasa todas nuestras concepciones. La verdadera simplicidad es la que brota del corazón, la simplicidad de las miradas claras. No podemos llegar a ella más que lentamente y con la gracia de Dios acercándonos a la cegadora simplicidad de Dios. El Rosario en efecto, es simple, bien simple. Pero la simplicidad sabia y profunda a la cual aspiramos y en la que encontraremos la paz.

El Rosario además es una oración para la casa y para el viaje. Pensemos en los grandes cuadros de la Anunciación. Nos presentan en general, una escena doméstica. El ángel va a casa de Maria. María está allí en su cuarto, en general, leyendo. A menudo se puede ver al fondo una rueca apoyada contra el muro. Fuera, un jardín. Es aquí donde empieza la historia, en su casa. Y es justo que sea así puesto que la Palabra de Dios hizo entre nosotros su hogar. Dios viene a plantar su tienda entre nosotros. En cierta manera, el Rosario, es a menudo la oración de casa de uno y de la comunidad. Tradicionalmente se rezaba cada día en las familias y en las comunidades. A mitad del siglo XV tiene lugar la fundación de las fraternidades del Rosario que se reunían para rezar juntos. Así el Rosario está profundamente asociado a la comunidad.

El saludo del ángel Gabriel no deja a Maria quedarse en su casa. El ángel viene a descomponer su vida doméstica. A María la vida le cambió, se verá envuelta en un viaje que le llevará a Belén, a Egipto, a Jerusalén. Este viaje le llevará hasta el punto de romper su corazón al pie de la cruz. Este viaje le llevará finalmente hasta el cielo y la gloria.

El Rosario es entonces también la oración de los que viajan, de los peregrinos. Yo he aprendido a amar el rosario justamente como oración para mis viajes. Es una oración que se dice muy a menudo al aterrizar en un lugar nuevo cuando me pregunto qué encontraré y qué les podré aportar. Es una plegaria para despegar, dar gracias por todo lo recibido de los hermanos y hermanas.

Cuando rezamos el rosario, celebramos que el Señor está verdaderamente con nosotros, que estamos en su presencia. Repetimos las palabras del ángel: “El Señor está contigo”. Es una plegaria de la presencia de Dios. En el Rosario, saboreemos las palabras del ángel dirigidas a cada uno de nosotros:”El Señor está contigo.” Repitamos continuamente las mismas palabras con la exhuberancia vital insondable de los niños de Dios, que se regocijan con la Buena Noticia.

4.- REFLEXION PERSONAL

 

   Oramos en silencio, pidiendo interiormente aquellas gracias, favores o necesidades que deseamos alcanzar por la intercesión de nuestra Madre la Virgen del Rosario.

5.- PLEGARIA

 

Lector: Reina del Rosario, tu corazón de Madre no permitirá ver que nosotros, que somos tus hijos, nos perdamos. El Niño que vemos en tus brazos y la mística corona que contemplamos en tu mano, nos inspiran confianza que somos escuchados. Y nosotros, confiamos plenamente en Ti, nos abandonamos como hijos débiles entre los brazos de la más tierna de las Madres, y hoy mismo esperamos de ti las deseadas gracias.

Todos: VIRGEN DEL ROSARIO, A TI RECURRIMOS Y

             EN TI CONFIAMOS. ( Se reza al Ave Maria.)

Lector: Te pedimos, oh Reina, en este día solemne, que concedas

             a nosotros tu amor celestial, y en modo especial bendice,

             oh Maria, al Papa Benedicto XVI, bendice a nuestro

             Obispo Ramón, a los sacerdotes y particularmente a los

             seminaristas de nuestro seminario de Jaén. Bendice a

             cuantos cultivan y promueven la devoción del Santo

             Rosario, dulce cadena que nos reanuda a Dios.

Todos: VIRGEN DEL ROSARIO, A TI RECURRIMOS Y

             EN TI CONFIAMOS. ( Se reza al Ave Maria.)

Lector: Maria, tú serás nuestro consuelo, oh Reina del Rosario, oh

            Madre nuestra querida, oh Refugio de los pecadores, oh

            Soberana Consoladora de los tristes. Seas bendecida en

            todas partes, hoy y siempre, en la tierra y en el cielo.

           AMEN.

Todos: VIRGEN DEL ROSARIO, A TI RECURRIMOS Y

             EN TI CONFIAMOS. ( Se reza al Ave Maria.)

6.- ORACIÓN FINAL

 

Virgen Santísima del Rosario: vengo con amor filial porque te quiero amar y sentir como Madre de verdad. Siendo Madre de Jesús, lo eres también de nosotros y así te proclamó tu Hijo Jesús desde la cruz: “Madre de todos”.

Hazme descubrir que el Rosario es la oración que más te agrada. Virgen María que con el rezo diario del rosario yo te ofrezca mi mejor regalo. Así sea.

 

REINA DEL SANTÍSIMO ROSARIO.

Ruega por nosotros.

CANTO DEL HIMNO DEL ROSARIO.