Boletin 2003

Pregón de Gloria en el Año del Rosario 2003

           Adelantándose a esta efemérides en nuestro Jaén ha renacido la Hermandad del Santo Rosario. En la «Alcantarilla» desde el corazón del Convento de la Purísima y como fruto precioso de un puñado de rosas vírgenes, nuestras madres Dominicas han alzado sus voces para propagar la devoción al Santo Rosario con la imagen antiquísima de Nuestra Señora del Rosario que desde Córdoba ha venido hasta Jaén. Los primeros que respondieron fueron un grupo de jóvenes cofrades de Nuestro Padre Jesús de la Piedad en su Sagrada presentación al Pueblo y María Santísima de la Estrella que pusieron en marcha esta Hermandad que depende canónicamente del Provincial de los Dominicos.

          Este papa Juan Pablo II no deja de sorprendernos a los católicos. En su Carta Apostólica (16 de octubre de 2002) titulada «El Rosario de la Virgen María» (RVM) nos dice: «el Rosario es mi oración predilecta, plegaria maravillosa, en su sencillez y profundidad». Y ha proclamado este año «Año Internacional del Rosario» y que en nuestra Diócesis, el Obispo lo ha creído conveniente que abarque desde el segundo Domingo de enero de 2003 a la misma fecha de 2004.

           Así nos dice el Papa «de todas las devociones, la que mas consagra y conforma un alma a Cristo es la devoción a María, su Santísima Madre, y que cuanto mas consagrada esté un alma a Ella, tanto mas lo estará a Jesucristo. De verdad en el Rosario el camino de Cristo y de María se encuentran profundamente unidos. ¡María no vive mas que en Cristo y en función de Cristo!».

           El pueblo cristiano en general y el de Jaén en particular ha abundado en formas devocionales de piedad mariana. Entre ellas han destacado en nuestros ambientes el Angelus, la felicitación sabatina, las flores de mayo, el Regina Coeli en pascua, el mes del Rosario en octubre…

            Una oración tan fácil y, al mismo tiempo tan rica, merece de veras ser recuperada por nuestras comunidades cristianas.

            Me dirijo a vosotros ‑dice el Papa‑ obispos, sacerdotes, diáconos y a vosotros, agentes de pastoral (yo os traduzco cofrades) para que teniendo la experiencia personal de la belleza del Rosario os convirtáis en sus diligentes promotores.

           Es un momento único de solidarizarnos con esta iniciativa papal. Ayudando a conocer el Rosario, a apreciarlo, a practicarlo y a defenderlo: dedicándole un tiempo en nuestra vida espiritual.

            Tomad en confianza entre las manos el Rosario, descubriéndolo de nuevo a la luz de la Escritura, en armonía con la Liturgia y en el contexto de la vida cotidiana. Y nos lanza un reto: ¿por qué no volver a tomar en la mano las cuentas del Rosario con la fe de quienes nos han precedido?.

            Todos los presentes sabemos ‑ y solo Dios sabe hasta donde le debemos nuestro carisma cofrade ‑ cómo ha influido en nosotros el rezo de las tres avemarías al acostarnos o levantarnos, al hacer un examen como estudiantes o al iniciar un viaje; un avemaría al dar la hora, llevar una estampa en la cartera o en el bolso para sacarla, mirarla y besarla; llevar un escapulario o medalla de la Virgen en el pecho; tener alguna imagen o cuadro de la Virgen en nuestra casa; rezar el Rosario en casa; presentar los niños a la Virgen; recibir las capillas domiciliarias; pertenecer a alguna Cofradía de Pasión y Gloria; enterrar a nuestros seres queridos con el habito de la Virgen, un escapulario y el Rosario entre sus manos.

            ROSARIO significa «sitio o jardín de rosas». ¡Qué gracia y, bendición poder ver a la Señora con galas de reina, portada a costaleros, con hombres y mujeres Rosario y vela en mano, oración en los labios, el alma en la cara, rezando con ella para Dios y para los demás y hasta rezando por ellos mismos, con dos bandas de música, una de cabecera la de Nuestro Padre Jesús de la Piedad siguiendo la Estrella y la otra la Municipal, por esas calles gloriosas en torno a la S.I. Catedral, casi rozándola, casi besándola. Con sus costaleros siempre de María ‑ Estrella y Rosario ‑ que al fin y al cabo es la única, la Madre de Dios.

Incienso, flores, levantás, campanas,
La Virgen ahora no llora,
Esta feliz por que ha creído,
Lo que te dijo el Señor se ha cumplido,
Camina costalero, que tus lágrimas,
Tus pasos y tu sudor no son ya de pena,
Sino de contento y dicha,
Que la Virgen por octubre ya no está sola,
Que tiene a su niño en brazos,
que casi juega, canta y baila,
que tienen a su pies hijos e hijas del Santo Rosario
.

Ea, cristianos, rosas de tal Señora
No es justo que se caigan de las manos,
Que mientras mas traigáis,
La mano en ellas
En vez de marchitarse,
Están mas bellas.

Rvdo. Sr. D. Blas Pegalajar González
Extracto del Pregón de Gloria 2003 de la Ciudad de Jaén.