Boletin 2011

Triduo 2011. Día 1

“MARIA Y SU ROSARIO, CONTEMPLACION DEL ROSTRO DE CRISTO

1.- INVOCACIÓN INICIAL

 

Lector: En el nombre del Padre, del Hijo….

            Dios mío, ven en mi auxilio

Todos: Señor, date prisa en socorrerme.

 

Lector: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo

Todos: Como era en un principio ahora y siempre por los siglos  

            de los siglos. AMEN.

 

Lector: ORACIÓN: Señor, purifica mis labios y mi corazón,

                                 para que pueda dar gloria a tu nombre,

                                 al bendecir y ensalzar a la Virgen María,         

                                 Reina del Rosario, Madre tuya y Madre  

                                 nuestra. AMEN.

 

2.- SALUDO

 

Todos:  ¡Santa Maria, Madre del Hijo, ruega por nosotros!

 

Lector:   María, mujer de fe, que viviste siempre abierta a Dios.

              Madre a quien podemos acudir con toda confianza.

 

Todos:  ¡Santa Maria, Madre del Hijo, ruega por nosotros!

 

Lector:  María, que esperaste confiada el reino de tu Hijo.

             Madre del tiempo nuevo, danos esperanza.

                 

Todos:  ¡Santa Maria, Madre del Hijo, ruega por nosotros!

 

Lector:  María, fuente y vida nuestra, llévanos a Jesús.

             Madre, servidora de Dios y de los hombres, enséñanos a   

             amar.

 

Todos:  ¡Santa Maria, Madre del Hijo, ruega por nosotros!

 

 

3.- lectura meditativa

 

                    El Beato Juan Pablo II en la audiencia general que ofreció en la plaza de San Pedro el domingo 27 octubre de 2002, nos estimulaba a rezar el Santo Rosario como contemplación del rostro de Cristo. Es así como él mismo lo manifestó ante cientos de personas:

 

                    “El motivo más importante para volver a proponer la práctica de Rosario es el hecho de que constituye un medio válido para favorecer entre los fieles ese compromiso de contemplación del rostro de Cristo”

 

                     “Modelo insuperable de contemplación cristiana es la Virgen María. Desde la concepción hasta la resurrección y ascensión al Cielo de Jesús, la Madre ha mantenido la mirada de su corazón inmaculado fija en el Hijo divino: mirada sorprendida, mirada penetrante, mirada dolorida, mirada radiante. Cada uno de los cristianos y la comunidad eclesial hace precisamente propia esta mirada mariana llena de fe y de amor al recitar el Rosario”

 

                    “Como toda oración auténtica, el Rosario no aleja de la realidad, sino que ayuda a vivir en ella unidos interiormente a Cristo dando testimonio del amor de Dios.”

                    “El Rosario, además, es una «oración orientada por su propia naturaleza a la paz”.

 

                    “Los cristianos están llamados a dirigir su mirada a Cristo, Príncipe de la paz, para que en los corazones y entre los pueblos prevalezcan pensamientos y gestos de justicia y de paz”.

 

                    «María, que pones en nuestras manos el Santo Rosario, enséñanos a rezarlo convirtiéndonos, siguiendo tu escuela, en auténticos contemplativos y testigos de Cristo».

 

 

4.- REFLEXION PERSONAL

 

   Oramos en silencio, pidiendo interiormente aquellas gracias, favores o necesidades que deseamos alcanzar por medio de nuestra Madre, la Virgen del Rosario.

 

5.- PLEGARIA

 

Lector:  Virgen María, intercede por nosotros ante quien te eligió

              como madre y te quiso a su lado junto a la cruz, para que

              alcancemos misericordia.

 

Todos: ¡María, Reina del Rosario, escúchanos!

             (se reza Ave María)

 

Lector: Enséñanos a vivir, como tú, en el amor de tu Hijo, para

             que tengamos entrañas de misericordia y sepamos querer

             a quienes nos rodean.

  

Todos: ¡María, Reina del Rosario, escúchanos!

             (se reza Ave María)

 

Lector: Condúcenos hasta el Corazón de tu divino Hijo, para que 

             bebamos de la fuente de agua viva que brota de él.

 

Todos: ¡María, Reina del Rosario, escúchanos!

             (se reza Ave María)

 

 

6.- ORACIÓN FINAL

 

                    Oh Dios, tú que has preparado en el Corazón de la Virgen, la Reina del Rosario, una digna morada al Espíritu Santo, haz que todos nosotros, por intercesión de la Virgen, lleguemos a ser templos dignos de tu gloria.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

 

 

REINA DEL SANTÍSIMO ROSARIO.

Ruega por nosotros.

 

CANTO DEL HIMNO DEL ROSARIO.