Un proyecto para un aniversario
Sin haber sido demasiado consciente del paso del tiempo, pronto nos encontraremos inmersos en la celebración del décimo aniversario de la reorganización, de la Cofradía del Rosario, una de las cofradías de gloria más señeras y antiguas de nuestra capital.
Aletargada y custodiada por sus herederas, las monjas dominicas, en el convento de la Purísima Concepción, esta cofradía debía volver a ser el instrumento propagandístico que fue antaño. El Rosario vigente durante tanto tiempo en la vida y la tradición de las familias cristianas, esperaba ser divulgado de nuevo en nuestra ciudad, y especialmente entre los jóvenes que forman parte de la cifra ya centenaria de hermanos, recién estrenada.
Con el culto a esta hermosa advocación y la celebración de su fiesta principal el 7 de octubre a lo largo de nueve años, las distintas juntas de gobierno han procurado acercarnos al corazón de Maria y propagar el rezo de esta hermosa oración, dominica y universal, así como poner el mayor esmero en la presentación de nuestra Imagen Titular al pueblo de Jaén, cada primer domingo de octubre en su bella y recogida procesión.
Durante estos últimos años se ha estudiado como hacerlo con el mayor decoro y el mínimo presupuesto, agradeciendo de antemano la colaboración y la generosidad en el préstamo de enseres a la cofradía hermana de la Estrella. Pero es importante también dejar un legado a las nuevas generaciones y facilitar el camino a las personas que en el futuro puedan hacerse cargo de esta labor y dirigir la cofradía.
Así lo hemos ido haciendo dentro de nuestras posibilidades, aprovechando los momentos y las ocasiones más favorables. Se realizo la ráfaga de Maria Santísima del Rosario, se incremento el ajuar de la Virgen con el magnifico manto bordado fruto de una donación particular, se hizo una fuerte inversión con la compra de los candelabros de Jesús de Piedad, y se adquirió la nueva parihuela y los bellos faldones brocados traídos de Valencia.
Para el año 2010 fruto del esfuerzo de esta Junta de Gobierno y de la colaboración inestimable de las Reverendas Madres Dominicas se quiere sacar a la luz el proyecto más ambicioso puesto en marcha por esta cofradía, los respiraderos para el paso de Nuestra Señora del Rosario.
Coincidiendo como hemos comentado con el décimo aniversario de la reorganización, la plasmación de este trabajo realizado sobre un diseño original del pintor jiennense Bartolomé Castro Duro, será un hecho a los pies de la Señora, completando el ornato del paso con una rica malla bordada. La inspiración para su diseño parte del propio himno del Rosario “guirnalda de flores del jardín de Dios”, para el cual se han combinado seis tipos de flores distintas con gran variedad de forma y tamaño matizadas en distintos colores para dar un aire propio de cofradía de gloria.
Los respiraderos serán bordados por las Madres Dominicas en hilo de oro siguiendo un dibujo de guirnaldas de flores que enmarcaran óvalos pintados al óleo por el mismo autor del diseño. Un total de 10 retratos de Santos y Santas de la Orden, y de algunos papas que favorecieron o divulgaron el rezo del Santo Rosario.
En el paño frontal destaca en el centro el escudo de la Cofradía del Rosario y en la trasera una Maria.
Entre los Santos representados en los paños laterales, destacamos en el ovalo central y a un mayor tamaño, a Santo Domingo de Guzmán fundados de la Orden que recibió el Rosario de manos de la Santísima Virgen y a la Beata Juana de Aza, madre del Santo. Otros santos y santas son representados en los óvalos menores por su pertenencia a la Orden Dominica o su vinculación al Rosario como Santa Catalina de Siena, Santa Rosa de Lima, San Martín de Porres, Santo Tomas de Aquino, y el Beato Angélico.
Otros personajes son el Papa Clemente V que divulga su rezo en el siglo XVI instituyendo la festividad de la Virgen del Rosario el 7 de octubre, el Papa Clemente VII que confirmo la Cofradía del Rosario, y concedió nuevas indulgencias, y el Papa Juan Pablo II que también será retratado, por incluir durante su pontificado los Misterios Luminosos.
En definitiva un trabajo bien pensado en diseño y posibilidades de ejecución, así como en el aspecto iconográfico, un reencuentro con la historia de esta advocación y una excusa si se quiere, para que Nuestra Señora del Rosario procesione en nuestra capital, totalmente identificada con la comunidad que durante tantos siglos la ha custodiado y ha propagado el rezo de esta hermosa y necesaria oración.
Bartolomé Castro Duro