El Rosario Familiar mas urgente que nunca
Últimamente, a raíz de los documentos pontificios de Juan Pablo II, y con motivo del 150 aniversario de las Apariciones de Lourdes se ha hablado bastante sobre la práctica mariana del Rosario tan enraizada en la piedad cristiana desde hace medio milenio. Pero no se ha insistido tanto, a nuestro parecer, en el aspecto familiar marco ideal para el rezo del Rosario.
Sin embargo se hace cada día más urgente, en nuestro tiempo, que la familia se reúna para honrar a Nuestra Señora con una práctica devocional constantemente privilegiada por la Iglesia, por sus evidentes frutos espirituales. Las ideologías laicistas de la Europa descristianizada, los sectarismos agresivos de ciertos Estados modernos, en los que impera la feroz dictadura del relativismo y la cultura suicida de la muerte –como ocurre en España-, y otras causas afines, apuntan claramente a la destrucción de la familia verdadera que hoy quiere sustituirse por tipos falsos de convivencia que atentan contra el orden natural instituido por Dios.
ANÉCDOTA DEL CARDENAL MEISNER
El gran Purpurado alemán solía repetir que en nuestro viaje por la vida necesitamos un guía y un seguro punto de apoyo en el cual podamos sostenernos, así como un camino que nos conduzca a la meta. En el Rosario se nos da todo esto. Es la suma del Evangelio contemplado desde Maria y con Maria, y puede acompañarse puntualmente desde la cuna hasta el sepulcro. El Rosario es, sin duda, el compendio de toda la fe católica. Y añadía el Cardenal esta hermosa anécdota:
“Hace unos años cuando en la Unión Soviética estaba prohibido el Evangelio y los creyentes eran perseguidos, me visitaron en la entonces Republica Democrática Alemana, unos hermanos en la fe que desde 1943 no habían podido asistir a ningún acto litúrgico. Su nostalgia por la Iglesia podía casi palparse con las manos. Me hicieron esta pregunta: ¿Qué debemos transmitir a nuestros niños para que puedan alcanzar la vida eterna?. Como no podían llevar ningún libro, les puse un Rosario en la mano. Al preguntarse que tenía esto que ver con el contenido de la fe, les respondí sencillamente: al final del Rosario cuelga la cruz. Santo Tomas de Aquino dice que la cruz es el libro que nunca se logra estudiar del todo. En la cruz rezamos, rezamos nosotros la confesión de la fe, el Credo. Esta es la doctrina de nuestra fe. Después vienen las tres Avemarías con las tres virtudes teologales: fe, esperanza y caridad. Esta es la doctrina de nuestra vida. Finalmente, sigue en forma de perlas ensartadas y a modo de escritura para ciegos, todo el Nuevo Testamento, solo descifrable para los creyentes con sus manos orantes. Yo no necesito creer y vivir más que el Rosario. En ese momento uno de los hombres levanto en alto el Rosario y dijo profundamente conmovido: “Aquí en mi mano tengo yo toda la fe de la Iglesia”.
MAGISTERIO PONTIFICIO
El rezo del Santo Rosario en familia cuenta con una larga tradición en los países católicos de la vieja Europa, hoy por la silenciosa apostasía de la fe cristiana, en trance de agonía. Si revisamos la biografía de los Santos de los tres últimos siglos observamos que esta insigne practica de piedad mariana, que se observaba en el seno familiar dirigida por el padre y la madre, se convertía en eficaz escuela de educación religiosa y ejercicio de las virtudes cristianas. !Cuantas vocaciones de fundadores y fundadoras surgieron al devoto ritmo de las cincuenta avemarías rezadas a los pies de la Virgen como rosas místicas de tierno amor filial¡.
Desde la bula del Papa dominico Pío V (1566-1572), Consueverunt Romani Pontifice (1569), que recogió los momentos históricos del desarrollo del Rosario en un arco que abarca del siglo XII al siglo XVI, esta practica de piedad mariana fue creciendo progresivamente hasta convertirse en el obsequio devocional a Nuestra Señora preferido por el pueblo cristiano. El magisterio pontificio ha sido prodigo en recomendar el Rosario exhortando a rezarlo en el ámbito familiar. En esta línea destacó el Papa León XIII (1878-1903) quien dedico doce encíclicas al rezo ferviente del Rosario en el seno familiar. Pío X escribió a todos los fieles del orbe católico: “Si queréis que la paz reine en vuestras familiar rezad todos los días el Rosario con todos los de casa”. Pablo VI en su Exhortacion Marialis cultus lo expresaba con estas palabras: “Deseamos vivamente que cuando un encuentro familiar se convierta en tiempo de oración, el Rosario sea su expresión frecuente y preferida”.
Y Juan Pablo II en su Carta Apostólica “Rosarium Virginis Mariae” (16-10-2002) afirmo lo siguiente: “El Rosario es desde siempre una oración de la familia y por la familia. Se ha de volver a rezar en familia y a rogar por las familias utilizando todavía esta forma de plegaria. La familia que reza unida permanece unida. La familia que reza unida el Rosario reproduce en cierto modo el clima de la Casa de Nazaret. El Papa explica: “Jesús está en el centro, se comparten con él alegrías y dolores, se ponen en sus manos las necesidades y proyectos, se obtienen de él la esperanza y las fuerzas para el camino”.
ESPECIAL URGENCIA EN NUESTRO TIEMPO
Muy lejos nos encontramos de los tiempos de santa Teresa de Jesús quien nos dejo un testimonio personal cuando en su Autobiografía habla de su vida de piedad antes de ingresar en el Camelo de Ávila. Nos dice con toda sencillez que buscaba la soledad para rezar el Rosario: “Procuraba soledad para rezar mis devociones que eran hartas, en especial el Rosario del que mi madre era muy devota y así nos lo hacia serlo” (Vida 1,6). Conviene atender a esta última frase: su madre inculco a sus hijos la devoción rosariana.
Somos conscientes de la enorme evolución que ha tenido en las últimas décadas la institución familiar. El modelo tradicional de la familia cristiana ha dado un giro de 180 grados. No juzgamos ahora los aspectos positivos y negativos de esta acentuada evolución. Nos referimos al hecho en si. Hoy resulta muy difícil reunir a una determinada hora varios miembros de una misma familia. Las causas son conocidas de todos y no nos detenemos a comentarlas. Si resulta problemático mantener un horario para comidas y cenas por razones de diversa índole cabe pensar en la enorme dificultad de fijar un tiempo para el rezo del Rosario. Sin embargo, no hemos de ceder ante los obstáculos por serios que estos sean. Hacemos algunas sugerencias para salvar el rezo del Rosario y recuperar su práctica si llego a interrumpirse.
1.- Formar un determinado propósito de asegurar su rezo por mucho que cueste. Sin esta decisión bien motivada no se puede hacer nada en ningún orden de la vida.
2.- Fijar la hora mas conveniente para la mayoría de los miembros de la familia, dispuestos a honrar a Nuestra Señora ante una imagen suya, rezando los cinco misterios cuando sea posible, o al menos un misterios en circunstancias especiales.
3.- Valerse de algún librito o folleto en que se aduce al texto bíblico de cada misterio y se ofrece una intención concreta. En general ninguna familia esta exenta de alguna necesidad o prueba que nos haga recurrir a la intercesión poderosa de Nuestra Señora.
4.- Renunciar o moderar el uso del Televisor, Radio, Prensa escrita, es decir controlar el tiempo que dedicamos a los medios de comunicación que asedian al hombre contemporáneo mermándole la capacidad de reflexión.
5.- Si únicamente pueden reunirse dos miembros de una misma familia para el rezo comunitario deben hacerlo pensando que ellos representan a todo el grupo familiar. La Virgen premiará con creces el sacrificio impuesto de renunciar a algún pasatiempo o recreación para honrarla como Madre de Dios y Madre nuestra. Un avemaría bien rezada es como un broche de oro que nos vincula con el Corazón de Maria y nos protege frente a cualquier peligro. ¡Cuánto más si repetimos con unción 50 avemarías en su honor!.
Insistimos: Cuanto mas se ataca a la familia, primera célula, base y raíz de la misma sociedad, la primera de todas las instituciones, más fuerte que todas ellas, tanto mas hemos de defenderla, ya que esta ligada a Dios que es su autor, a Cristo que la ha elevado a la categoría de sacramento y a la Iglesia al ser como “iglesia domestica”. El Rosario será siempre la defensa más eficaz y el mejor antídoto contra los ataques mas radicales y virulentos que se presentan bajo el falso pretexto de “leyes democráticas”. Todo es una burda mentira para hacer desaparecer la familia instituida por Dios y santificada por Cristo.
Juan Pablo II invita a todas las familias cristianas a tomar con confianza el Rosario entre las manos. Esta invitación vino a ser como su testamento espiritual. Porque en el Rosario no está sólo el compendio de nuestra fe católica, sino la oración mas poderosa, después del Padrenuestro, para vencer todos los obstáculos y perseverar con fidelidad en nuestra condición de cristianos como hijos de Dios y discípulos de Jesucristo.
Andrés Molina Prieto
Canónigo P. Emérito de la S.I.C
Miembro de la Sociedad Mariológica Española