Triduo 2011. Dia 3
“MARIA, REINA DEL ROSARIO Y SANTO DOMINGO”
1.- INVOCACIÓN INICIAL
Lector: En el nombre del Padre, del Hijo….
Dios mío, ven en mi auxilio
Todos: Señor, date prisa en socorrerme.
Lector: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo
Todos: Como era en un principio ahora y siempre por los siglos
de los siglos. AMEN.
Lector: ORACIÓN: Señor, purifica mis labios y mi corazón, para
que pueda dar gloria a tu nombre, al bendecir
y ensalzar a la Virgen Maria, Madre de Jesús
y Madre nuestra. AMEN.
2.- SALUDO. ALABANZA
Lector: ¡Oh Augusta Reina de las Victorias! ¡Oh Soberana del
Cielo y de la Tierra, ante cuyo nombre se alegran los
cielos y tiemblan los abismos, oh Reina gloriosa del
Rosario! Nosotros tus hijos devotos reunidos en este
templo derramamos los afectos de nuestro corazón.
Todos: REINA DEL SANTISIMO ROSARIO, RUEGA POR
NOSOTROS.
Lector: Del trono de Clemencia donde te sientas como Reina,
vuelve, oh Maria, tu mirada piadosa sobre nosotros, sobre
nuestros familiares y sobre el mundo entero. ¡Oh Madre,
implora para nosotros de tu divino Hijo, la misericordia y
vence con la clemencia el corazón de los pecadores.
Todos: REINA DEL SANTISIMO ROSARIO, RUEGA POR
NOSOTROS.
Lector: ¡Dígnate, oh Maria, escucharnos con benevolencia! Jesús
ha puesto en tus manos todos los tesoros de sus gracias y
de sus misericordias!. Tú estás, Reina coronada, a la
derecha de tu Hijo por encima de todos los coros de los
Ángeles. Tú extiendes tus dominios por toda la extensión
de los cielos y a Ti han sido sometidos la tierra y todas
sus criaturas. Tú eres por gracia, omnipotente.
Todos: REINA DEL SANTISIMO ROSARIO, RUEGA POR
NOSOTROS.
(Suplica a la Reina del Rosario)
3.- lectura meditativa
SANTO DOMINGO, UN APÓSTOL DEL ROSARIO Y DE LA PALABRA
En 1207, empieza una nueva etapa en la vida de Domingo. Con algunos compañeros, y con su propio Obispo, se entrega a la vida apostólica, vive de limosna, renuncia a toda comodidad, camina a pie y descalzo, sin casa y sin más ropa que la puesta, y comprendiendo la necesidad de instruir a aquellas gentes incultas, determinó que su Orden fuera una Orden de predicadores, dispuestos a recorrer pueblos y ciudades para llevar a todos la luz del Evangelio.
Una noche en Fangeaux, Domingo tiene una revelación respaldada por numerosos documentos pontificios. Estando en su convento de Prouille, en la capilla, le suplicó a Nuestra Señora que lo ayudara, pues no estaba logrando casi nada. La Virgen se le apareció en la capilla, con un rosario en su mano y le enseñó a rezarlo. Dijo que lo predicara por todo el mundo, prometiéndole que muchos pecadores se convertirían. Domingo salió de allí lleno de celo, con el rosario en la mano. Lo predicó, y con gran éxito porque muchos albigenses volvieron a la fe. Como la situación entre albigenses y cristianos estaba vinculada con la política, estalló la guerra. Simón de Montfort, jefe del ejército cristiano, le pidió que enseñara a las tropas a rezar el rosario. Lo rezaron antes de su batalla en Muret, y se atribuyó su victoria al rosario. Agotado de tanto predicar, le dijo la Virgen: «Domingo, siembras mucho y riegas poco». Esta experiencia de María, le persuadió a orar más. El 21 de enero de 1217, el Papa Honorio III aprobó la obra de Domingo, la Orden de los Dominicos. Al haberse extendido la herejía de los cátaros y albigenses por Italia. El Papa Honorio III quiso dar una gran misión, y encomendó la dirección a Domingo. Así comenzó a propagar el rezo del Rosario.
Muchos hombres se unieron a la obra de Domingo, y así se fueron extendiendo los misioneros. Ellos difundieron el rosario, que se convirtió en la oración predilecta durante dos siglos. Y cuando empezó a disminuir, la Virgen se apareció a Alano de la Rupe y le ordenó renovarla, le confió que para registrar los milagros logrados por el rosario harían falta volúmenes inmensos y le reiteró las promesas hechas a Domingo. Quien rece constantemente mi Rosario, recibirá las gracias que me pida. Prometo mi especialísima protección a los que recen mi Rosario. El Rosario es el escudo contra el infierno, destruye el vicio, libra de los pecados, abate las herejías y hace germinar las virtudes. Sustituye el amor del mundo con el amor de Dios y eleva a desear las cosas celestiales. Quien rece el Rosario no perecerá, si es pecador, se convertirá, perseverará en gracia y conseguirá la vida eterna. No morirá sin los Sacramentos, y tendrá la luz de la gracia. Y sigue la Virgen: Libraré pronto del Purgatorio a las almas devotas de mi Rosario, y gozarán en el cielo de una gloria singular. Alcanzarán todo lo que me pidan por el Rosario y les socorreré en sus necesidades. Tendrán en vida y en muerte como hermanos a todos los bienaventurados. La devoción al Rosario es una señal de predestinación.
4.- REFLEXION PERSONAL
Oramos en silencio, pidiendo interiormente aquellas gracias, favores o necesidades que deseamos alcanzar por la intercesión de nuestra Madre la Virgen del Rosario.
5.- PLEGARIA
Lector: Reina del Rosario, tu corazón de Madre no permitirá ver
que nosotros, que somos tus hijos, nos perdamos. El Niño
que vemos en tus brazos y la mística corona que
contemplamos en tu mano, nos inspiran confianza que
somos escuchados. Y nosotros, confiamos plenamente en
Ti, nos abandonamos como hijos débiles entre los brazos
de la más tierna de las Madres, y hoy mismo esperamos de
ti las deseadas gracias.
Todos: VIRGEN DEL ROSARIO, A TI RECURRIMOS Y
EN TI CONFIAMOS. ( Se reza al Ave Maria.)
Lector: Te pedimos, oh Reina, en este día solemne, que concedas
a nosotros tu amor celestial, y en modo especial bendice,
oh María, al Papa Benedicto XVI, bendice a nuestro
Obispo Ramón, y a los sacerdotes. Bendice a
cuantos cultivan y promueven la devoción del Santo
Rosario, dulce cadena que nos reanuda a Dios.
Todos: VIRGEN DEL ROSARIO, A TI RECURRIMOS Y
EN TI CONFIAMOS. ( Se reza al Ave Maria.)
Lector: María, tú serás nuestro consuelo, oh Reina del Rosario, oh
Madre nuestra querida, oh Refugio de los pecadores, oh
Soberana Consoladora de los tristes. Seas bendecida en
todas partes, hoy y siempre, en la tierra y en el cielo.
AMEN.
Todos: VIRGEN DEL ROSARIO, A TI RECURRIMOS Y
EN TI CONFIAMOS. ( Se reza al Ave Maria.)
6.- ORACIÓN FINAL
Virgen Santísima del Rosario: venimos con amor filial porque te queremos amar y sentir como Madre de verdad. Siendo Madre de Jesús, lo eres también de nosotros y así te proclamó tu Hijo Jesús desde la cruz: “Madre de todos”.
Haznos descubrir que el Rosario es la oración que más te agrada. Virgen María que con el rezo diario del rosario cada uno de nosotros te ofrezcamos nuestro mejor regalo. Así sea.
REINA DEL SANTÍSIMO ROSARIO.
Ruega por nosotros.
CANTO DEL HIMNO DEL ROSARIO.