La Exposición Rosarium Virginis Mariae: Un homenaje de la Diócesis de Jaén a la Virgen María en el Año del Rosario
El 10 de enero de 2004, el Nuncio Apostólico de Su Santidad en España, Mons. Manuel Monteiro de Castro, clausuró solemnemente en la catedral de Jaén la Exposición Rosarium Virginis Mariae. Arte, historia y devoción mariana en la Diócesis de Jaén. Inaugurada el 8 de noviembre de mismo año, por el Sr. Obispo de Jaén, D. Santiago García Aracil, esta muestra formaba parte de los actos con que nuestra Iglesia Diocesana ha secundado la invitación del Papa Juan Pablo II para celebrar el Año del Rosario, como se indicaba en la Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae, y se fue fraguando, por indicación del Sr. Obispo, a lo largo de las reuniones que la Comisión Diocesana que él mismo convocó fue celebrando para preparar los distintos eventos con que nuestra Diócesis solemnizaría este año dedicado especialmente a la Santísima Virgen.
Algunos datos finales sobre la Exposición.
Los algo más de dos meses en que ha permanecido abierta la Exposición (del 8 de noviembre de 2003 al 10 de enero de 2004) constituyen, sin duda, un periplo enriquecedor, que han convertido a esta muestra en uno de los acontecimientos religiosos y culturales más importantes de nuestra ciudad y provincia durante el pasado año y el inicio del presente. No hay más que recordar el eco que la Exposición Rosarium Virginis Mariae ha tenido en los medios de comunicación, tanto en la prensa como en radio y televisión, no sólo locales, sino incluso de ámbito nacional.
Conviene subrayar, en primer lugar, la positiva respuesta de los visitantes, que en crecido número han recorrido las distintas secciones de la Exposición con deleite. Por dar sólo unas cifras, baste señalar que hasta el día de su clausura, la Exposición fue visitada por casi 11.000 visitantes, provenientes de distintas partes de la geografía provincial, de otras provincias de Andalucía y España. De esos visitantes, alrededor de algo más de 1700 realizaron la visita solicitando anticipadamente contar con un guía, que la Exposición ponía a su disposición. Visitantes extranjeros procedentes de Alemania, Francia, Holanda, Bélgica, Inglaterra, Italia, Canadá y Australia han podido recorrer también esta muestra, conociendo así con detalle un aspecto importante de la historia de Jaén, el religioso, desde la perspectiva de la devoción mariana, que tanto marca y singulariza a nuestra tierra, que no en vano es conocida como la tierra de María Santísima.
Sin duda, la respuesta entusiasta del público demuestra que ha merecido la pena tanto esfuerzo. En la memoria de los colaboradores de la Exposición quedarán para siempre las palabras de agradecimiento de los visitantes, o de admiración por las piezas expuestas, o la sorpresa que en muchos ha producido comprobar cómo con un tema aparentemente poco relevante hoy, como el del Rosario, se ha podido llevar a cabo una Exposición de esta envergadura, y, no lo olvidemos, con piezas procedentes todas de nuestra Diócesis. Ello explica que numerosos visitantes instasen insistentemente a los organizadores para que se repitiesen eventos de este tipo, como medio privilegiado para evangelizar y llevar a cabo un diálogo fructífero de nuestra fe cristiana con la cultura de nuestro tiempo, diálogo del que, como nos recuerda el Papa, depende el futuro de la humanidad.
Mención especial merecen, sin duda alguna, los guías y voluntarios que de manera altruista y entusiasta han colaborado en el óptimo desarrollo de la Exposición. Durante los meses que permaneció abierta la muestra, 83 colaboradores han contribuido con su dedicación a que la Exposición fuese también un éxito. Su amor a la Virgen Santísima y el sentirse miembros de esta Iglesia Diocesana de Jaén han encontrado en su voluntariado una espléndida plasmación, en una dedicación que guías y voluntarios han derrochado a manos llenas y con un entusiasmo ejemplar. Gracias a su trabajo, muchas personas han podido recorrer la Exposición con una explicación detallada que ha subrayado siempre el carácter catequético y evangelizador que desde el primer momento los organizadores quisieron que tuviese la muestra, conscientes de que la Belleza siempre está unida a la Verdad y al Bien, y, por lo tanto, conducen ineludiblemente al único Dios.
El esquema de la Exposición.
La Exposición reunió 228 piezas ofrecidas por 60 entidades (archivos y bibliotecas, parroquias, conventos, cofradías y particulares) que generosamente facilitaron dichas piezas. Documentos manuscritos e impresos, cuadros, imágenes, rosarios de diversa significación y valor, y enseres de cofradías del Rosario, provenientes todos de la Diócesis de Jaén, sirvieron como base material para estructurar el recorrido de la Exposición.
Si Rosarium Virginis Mariae se denomina la carta apostólica de Juan Pablo II, los organizadores quisieron que la Exposición tuviera ese mismo título. Y un subtítulo que la precisara: Arte, historia y devoción mariana en la Diócesis de Jaén. Nunca se pretendió que la Exposición fuese un simple deleite estético. De manera deliberada y plenamente consciente, la comisión organizadora quiso transmitir un mensaje a quien visitase las secciones de esta muestra durante los dos meses que permaneció abierta. Por ello, se partió de un esquema. El texto escogido para articular las distintas secciones de la Exposición Rosarium Virginis Mariae fue el prefacio de la misa de la Virgen imagen y madre de la Iglesia II, ya que la fe de la Iglesia se expresa de modo eminente en la liturgia, según la conocida afirmación: lex orandi, lex credendi. Ese prefacio, con sus afirmaciones sobre la Virgen María, ayudó a iluminar las distintas vertientes que confluyen en la devoción mariana del Rosario.
La primera sección estaba dedicada a los promotores de la devoción del Rosario. A lo largo de la historia de la Iglesia, tanto los Papas como algunas órdenes religiosas, especialmente los Dominicos, fomentaron el rezo del Rosario. Los conventos de la Orden de Predicadores en Jaén fueron focos de irradiación de la práctica devocional del Rosario. En la Diócesis del Santo Reino, varios de sus Obispos se distinguieron también por propagar y apoyar esta devoción mariana, tarea que también hizo suya la Compañía de Jesús. Todos esos ámbitos encuentraron cumplida cabida en la sección primera.
La segunda sección se centraba en la Palabra de Dios. El Rosario se basa en los misterios de la vida de Cristo y de la Virgen, recogidos en los Evangelios. Desgranando las cuentas, el orante entra en la escuela de María, donde aprende a escuchar la Palabra de Dios y a interiorizarla en la meditación. Por ello, los misterios del Rosario han sido objeto de comentario, dando lugar a obras que han ayudado a la predicación y a la reflexión teológica.
La sección tercera se centró en la oración, en la vida de piedad, en su doble vertiente: liturgia y ejercicios piadosos (religiosidad popular), sin olvidar el reflejo de la oración tanto en la poesía como en la música.
Aunque parezca que el rezo del Rosario es una práctica individual, siempre ha tenido también una dimensión comunitaria, eclesial, que se ha plasmado en las numerosas cofradías del Rosario, que obligatoriamente desde el s. XVI debían estar presentes en las parroquias. Durante siglos, estas asociaciones de fieles han mantenido esta devoción mariana, insertándola profundamente en las costumbres populares. En la cuarta sección se expusieron documentos relativos a cofradías del Rosario: libros de estatutos, cartas fundacionales, títulos de cofrades, objetos de devoción y culto (naveta, medallón), faroles para el rosario por la calle, estandartes, mantos de Vírgenes del Rosario, etc.
La quinta sección, dedicada a la pintura, recordaba que el rezo del Rosario, aunque es una devoción mariana, conduce siempre ineludiblemente a Cristo. De ahí que de la mano de María, recorriendo los misterios del Rosario, contemplemos el rostro de Cristo y nos adentremos en el misterio de su persona y su obra.
Finalmente, en la sexta y última sección, al contemplar distintas imágenes de la Virgen, los visitantes pudieron recordar cómo María, imagen de la Iglesia, es contemplada en el rezo del Rosario como Virgen vigilante en la que los cristianos vislumbran el modelo de discípulo que, con mirada creyente, descubre la presencia salvadora de Dios en la historia y da testimonio gozoso de esa presencia, cuyo sentido último se encuentra en la consumación escatológica del Reino.
El Libro-Catálogo de la Exposición.
Terminada la Exposición, la memoria de cuanto ha significado esta muestra, de las piezas recogidas y de la historia del rosario en la Diócesis de Jaén ha quedado recogida en el libro-catálogo, que lleva por título el mismo de la Exposición. Este volumen, de casi 500 páginas, ha quedado para la posteridad como recuerdo perenne de este importante acontecimiento mariano.
El libro se abre con una amplia introducción, formada por el prólogo del Sr. Obispo y de los Comisarios de la Exposición. A continuación, el primer bloque está formado por una serie de trabajos que analizan detalladamente distintos aspectos de la devoción del rosario, desde la Escritura, la teología, el arte y la historia. Los trabajos son los siguientes:
1. Dimensión evangélica del Rosario (D. Muñoz León)
2. Historia del Rosario y sus valores eclesiales (A. Molina Prieto)
3. Jaén y el Rosario. Una devoción de siglos (M. López Pérez)
4. Los dominicos y el arte escultórico y pictórico del Rosario en Jaén (J. Domínguez Cubero)
5. El Rosario en la historia religiosa del Santo Reino y su fomento por los Obispos de Jaén (F. J. Martínez Rojas)
6. La Cofradía de Nuestra Señora del Rosario de Cazorla. Una institución cinco veces centenaria (R. Almansa Tallante)
7. La devoción del Rosario y el Santo Escapulario del Carmen (I. Martínez Carretero)
La segunda parte constituye propiamente el catálogo de 80 de las 228 piezas que conformaron la Exposición, y que fueron elegidas fundamentalmente con un criterio de importancia documental y relevancia desde el punto de vista artístico. Cada pieza, fotografiada convenientemente, está acompañada de su correspondiente ficha técnica, donde quedan recogidos los datos más significativos. Las piezas están colocadas siguiendo el itinerario pedagógico-catequético que articula la Exposición en seis secciones, al frente de cada una de las cuales se coloca el texto correspondiente del prefacio II de la misa de la Virgen María, imagen y madre de la Iglesia, que le da sentido, así como los párrafos de la Carta Apostólica Rosarium Virginis Mariae que ayudan a comprender el significado de las obras englobadas en cada parte.
Con estas dos primeras secciones habría sido suficiente para construir un catálogo más que digno. Sin embargo, los organizadores quisieron aprovechar la oportunidad que ofrecía esta publicación para hacer un ejercicio de memoria histórica, tan de moda en la actualidad, recuperando textos giennenses sobre el Rosario, es decir, textos de autores nacidos en Jaén o relacionados con nuestra tierra, que desde el siglo XVI hasta el XX escribieron o publicaron sobre esta devoción mariana. Así, el lector tiene oportunidad de conocer uno de los primeros tratados modernos sobre el Rosario, datable hacia 1563, que permanece manuscrito en la Biblioteca de la Universidad Autónoma de Barcelona, y que salió de la pluma del sacerdote baezano Diego Pérez de Valdivia, discípulo de San Juan de Ávila, profesor en la universidad de Salamanca y rector de la universidad de Baeza. De este mismo autor es otro tratado sobre el Rosario, éste más amplio y que además fue impreso en Barcelona, en 1589, que también el lector puede conocer a través del libro-catálogo, ya que ha sido reproducido en su integridad a partir de uno de los dos ejemplares que se conocen, el conservado en la biblioteca de la Universidad de Salamanca.
De Coello de Portugal se reproduce un rarísimo impreso, el Modo fácil y breve de rezar el Santo Rosario, publicado en Jaén, en 1817, librito de tan escasa difusión que a nuestro recordado D. Manuel Caballero se le escapó en la voz correspondiente a este autor de su monumental Diccionario biobibliográfico del Santo Reino.
Otros impresos del s. XIX completan esta tercera sección; entre ellos, cabe ser destacado el sermón del Rosario que pronunció en la catedral de Jaén, en 1872, el obispo D. Antolín Monescillo, y que fue publicado en una revista nacional, La Cruz. Este sermón ha podido ser recuperado para el público giennense gracias a un valioso ejemplar de esta revista que se conserva en la Biblioteca del Pontificio Colegio Español de San José, de Roma.
Finalmente, esta sección tercera de textos giennenses sobre el Rosario se cierra con la carta circular que sobre este tema escribió la giennense Josefa Segovia Morón en 1945 a todas las miembros de la Institución Teresiana. En las palabras de Josefa Segovia se evoca delicadamente la devoción a la Virgen, uno de los tres amores que San Pedro Poveda quiso para la Institución Teresiana, y la práctica del rezo del Rosario que el fundador inculcó en su Obra.
A modo de conclusión.
El pasado 1 de noviembre de 2003, al concluir en Roma el Año del Rosario, el Papa Juan Pablo II recordó que el Rosario puede ser verdaderamente un camino sencillo y accesible para todos hacia la santidad, que es la vocación de todo bautizado. La Exposición Rosarium Virginis Mariae. Arte, historia y devoción mariana en la Diócesis de Jaén, y el Catálogo que la refleja, han pretendido recordar que la afirmación del Papa ha sido ya una realidad en la historia religiosa de Jaén, y que en el futuro puede servir de pauta para que los cristianos giennenses del s. XXI continúen escarceando con el misterio absoluto de Dios, con la confianza que produce siempre en ese desigual combate, la intercesión materna de la Virgen María.
Francisco Juan Martínez Rojas
Canónigo Archivero Diocesano y Bibliotecario de la S.I. Catedral