Triduo 2007. Dia 3
“ MARIA REFUGIO DE LOS PECADORES”
1.- INVOCACIÓN INICIAL
Lector: En el nombre del Padre, del Hijo….
Dios mío, ven en mi auxilio
Todos: Señor, date prisa en socorrerme.
Lector: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo
Todos: Como era en un principio ahora y siempre por los siglos
de los siglos. AMEN.
Lector: ORACIÓN: Señor, purifica mis labios y mi corazón, para
que pueda dar gloria a tu nombre, al bendecir
y ensalzar a la Virgen Maria, Madre tuya
y Madre nuestra. AMEN.
2.- SALUDO
Lector: ¡Bendita tú eres porque creíste en la palabra del Señor,
porque esperaste en sus promesas, porque fuiste perfecta
en el amor.!
Todos: ¡SANTA MARIA, BENDITA TÚ ERES!
Lector: ¡Bendita tú eres por tu caridad presurosa con Isabel, por
tu bondad materna en Belén, por tu fortaleza en la
persecución, por tu perseverancia en la búsqueda de
Jesús en el templo!
Todos: ¡SANTA MARIA, BENDITA TÚ ERES!
Lector: ¡Bendita tú eres por tu vida sencilla en Nazaret, por tu intercesión en Caná, por tu presencia maternal junto a la cruz. Por tu fidelidad en la espera de la resurrección. Por tu oración asidua en Pentecostés, por tu materna protección sobre la Iglesia. Por tu constante intercesión por toda la humanidad.
Todos: ¡SANTA MARIA, BENDITA TÚ ERES!
3.- lectura meditativa
El corto periodo de nuestra existencia a través del mundo es una difícil y penosa travesía en la que constantemente surge una serie de vicisitudes y riesgos que exponen nuestras almas y vidas frecuentemente a toda clase de peligros.
Todos somos caminantes durante nuestra existencia, cuando pasamos por la tierra, todos buscamos y necesitamos un refugio, una fortaleza que nos proteja y libere de los violentos golpes que constantemente nos asedian e intentan abatirnos en tierra. Necesitamos, como el marino y el caminante, un refugio que nos proteja y libere de tantos riesgos y peligros como son los pecados y las culpas. Nadie como una madre cuida de sus hijos, defendiéndoles de tantos riesgos y vicisitudes que asedian nuestras vidas. Somos semejantes a los niños que necesitan constantemente la protección del maternal regazo. Todas las madres están constantemente pendientes, vigilando a cada instante las inclinaciones, pensamientos y decisiones de sus hijos. Los sentidos de las madres siempre están atentos y vigilantes a cada uno de nuestros actos a fin de apartar los riegos que amenazan nuestra felicidad y paz.
La Santísima Virgen es Madre de todas las madres, puesto que su amor encierra una doble función: amor espiritual y divino para con sus hijos, ya que la Voluntad divina nos la entregó para cumplir ambos fines. Ella posee un doble sentido de maternidad espiritual y divina respecto a nosotros, un misterioso abismo de maternal amor y misericordia que jamás la inteligencia humana podrá llegar a comprender en esta vida, debido a su insondable profundidad.
Ella es la MADRE que nos ampara, intercede y colabora en nuestra liberación, cuando nos hallamos inmersos en el seno del pecado. Madre que constantemente nos protege y sin su refugio o fortaleza, moriríamos eternamente. Por ello es necesario que todos nuestros sentidos estén siempre atentos y vigilantes, fijando nuestra mirada en Nuestra Madre, la Virgen del Rosario, para pedir en todos los momentos su protección a fin de que nos libere de los peligros que asedian nuestras almas y vidas puesto que ella es REFUGIO DE LOS PECADORES.
4.- REFLEXION PERSONAL
Oramos en silencio, pidiendo interiormente aquellas gracias, favores o necesidades que deseamos alcanzar por medio de nuestra Madre la Virgen del Rosario.
5.- PLEGARIA
Lector: María, enséñanos a nosotros, grandes y pequeños,
dominadores y servidores, a vivir nuestra responsabilidad
como servicio.
Todos: VIRGEN DEL ROSARIO, IMPLORAMOS TU
PROTECCIÓN. (se reza Ave Maria.)
Lector: Madre, ayúdanos a encontrar la fuerza para la
reconciliación y el perdón. Ayúdanos a ser pacientes y
humildes, pero también libres y valientes, como lo fuiste
tú en la hora de la cruz.
Todos: VIRGEN DEL ROSARIO, IMPLORAMOS TU
PROTECCIÓN. (se reza Ave Maria.)
Lector: ¡Reina del Rosario, bendícenos! Bendice a nuestras
familias y muéstranos el fruto de tu vientre.
Todos: VIRGEN DEL ROSARIO, IMPLORAMOS TU
PROTECCIÓN. (se reza Ave Maria.)
6.- ORACIÓN FINAL
Virgen Santísima del Rosario: tú que diste una respuesta valiente al plan de Dios, te pedimos, saber valorar aquellas actitudes que te hicieron “mujer perfecta” para que nuestras vidas, a imitación de la tuya, se transformen y seamos fieles seguidores de tu Hijo Jesucristo. Te pedimos fortaleza, honradez, fidelidad que nos hagan capaces de llevar adelante nuestro compromiso de vida cristiana. ¡Ayúdanos Madre, te lo pedimos con fe! Por Jesucristo Nuestro Señor. AMEN.
REINA DEL SANTÍSIMO ROSARIO.
Ruega por nosotros.
CANTO DEL HIMNO DEL ROSARIO.