Resumen de la Presentación del Cártel Conmemorativo del X Aniversario
Fue allá por el año 2000, cuando un grupo de “locos” y jóvenes cofrades pertenecientes a la Hermandad de la Estrella, animados por las RR.MM Dominicas, comenzaban a dar el empuje e impulso necesarios para que esta Centenaria Cofradía volviera por sus fueros y recuperase el esplendor perdido. Y vaya que lo están consiguiendo, y si no fijaros en tan solo 10 años, lo que han conseguido; fervor y devoción a raudales por la Reina del Rosario, autenticidad cristiana y coherencia cofrade, de la que por desgracia, en mi opinión, se carece en demasía.
Y ¿sabéis por qué? POR AMOR. Por amor a María, por amor a la Madre de nuestro Señor Jesucristo, el Divino pastorcillo, por amor a Jaén, a sus costumbres y a sus tradiciones más auténticas, por amor a lo puro y a lo verdadero.
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¡Esto es lo verdaderamente importante!
…Si os preguntan el por qué
de llevar una medalla;
si os preguntan el por qué
de agasajar con mimos
con olores perfumados
de incienso y de nardos,
¡Decid que lo hicisteis por AMOR!
Si os censura quien no entiende
que la cruz es cruz de guía,
si os persigue quien no acepta
un rezar de letanías;
si ser cofrade es callar
cuando ultrajan a María,
¡Callad y rezad!, ¡cofrades!,
¡Pero todo por AMOR!
Que no es cofrade quien ama
por intereses creados,
o quien amando a su imagen
desprecia luego al hermano;
porque es muy fácil caer,
más difícil levantarnos;
pero el cofrade que cae
se levanta por cristiano,
¡Y todo por AMOR!
Por amor hacia ese Cristo,
cautivo, muerto o clavado,
por amor hacia esa Virgen
sonriente o de llanto desconsolado;
por amor al estandarte,
al guión o al simpecado
y hasta a la última flor
que adorna el frontal de su paso.
¡Sólo por AMOR a Dios
se es cofrade y cristiano!
Que la saeta es amor
porque es amor el encaje y el tocado
y las manos de tu Virgen
y el insomnio trasnochado,
amor de sus camareras
cuando van rezando el rosario.
Somos cofrades de Cristo
por el amor regalado,
que muriendo en una Cruz,
redimió nuestros pecados.
Amor que el cofrade entrega
a su Hermandad por su amparo
y su vocación de hombre
y su fuerza y su legado.
¡AMOR QUE EN AMOR LO PAGA
EL QUE FUE CRUCIFICADO!
Pronunciado por D. José Enrique Solas Hernández, el día 12 de septiembre de 2010, en la Iglesia Conventual de la Purísima Concepción de Jaén.