Boletin 2005

Carta de Sor Lucía, la vidente de Fátima, sobre el rezo del Rosario

            Fátima siempre es actual. Apenas ha pasado 70 años de aquel 13 de mayo de 1917 en que Nuestra Señora se apareció a los tres niños portugueses para decirles: “rezad el Rosario para obtener la paz del mundo”. El último encuentro tiene características espectaculares. Pero más sobrecogedoras son las palabras de Nuestra Señora. “Soy la Virgen del Rosario. Que continúen rezándome el Rosario todos los días… El Señor está muy ofendido…” Este es el testimonio de Lucía en su Memoria. La presente carta es un nuevo y reciente testimonio de la vidente, lleno de impresionante grandeza teológica.

            Querida M. Martins:

             Paz Christi

             Lo que me dice el rezo del Rosario es una gran pena, porque la oración del Rosario es, después de la Sagrada Liturgia Eucarística, lo que más nos une a Dios por la riqueza de las oraciones de que se compone, todas ellas venidas del Cielo, dictadas por el Padre, por el Hijo, y por el Espíritu Santo.

            El “Gloria” que rezamos en todos los misterios, fue dictado por el Padre a los Ángeles, cuando les envió a cantar junto a Su Hijo recién nacido, y es un himno a la Trinidad.

            El “Padre nuestro” nos fue dictado por el Hijo, y es una oración dirigida al Padre.

            El “Ave María” está toda ella impregnada de sentido trinitario y eucarístico: las primeras palabras fueron dictadas por el Padre al Angel, cuando le envió a anunciar el misterio de la Encarnación del Verbo: Dios de salve María llena eres de gracias, el Señor es contigo. Estás llena de gracia porque en ti reside la fuente de la misma gracia: es por tu unión con la Santísima Trinidad por lo que tú estás llena de gracia.

            Movida por el Espitiru Santo dijo Santa Isabel: Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre Jesús. Si sois bendita, es porque es bendito el fruto de tu vientre, Jesús.

            La iglesia, también movida por el Espíritu Santo, añadió: Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Esta es también una oración dirigida a Dios, a través de María. Porque eres Madre de Dios, ruega por nosotros. Es oración trinitaria, sí, porque María fue el primer templo vivo de la Santísima Trinidad: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti, el Padre te cubrirá con su sombra, y el Hijo que de ti ha de nacer será llamado el Hijo del Altísimo”

            María es el primer Sagrario vivo, donde el Padre encerró su Verbo. Su Corazón Inmaculado es la primera custodia que lo guardó, su regazo y sus brazos fueron el primer altar y el primer trono en el que el Hijo de Dios hecho hombre fue adorado; ahí le adoraron los Ángeles, los pastores, los sabios de la tierra. De María es el primer sacerdote que tomo en sus manos puras e inmaculadas al Hijo de Dios, y lo condujo al Templo para ofrecérselo al Padre como víctima por la Salvación del Mundo.

            Así la oración del Rosario es, después de la Sagrada Liturgia Eucarística, la que más acerca a los misterios de la Fe, de la Esperanza y de la Caridad. Es el pan espiritual de las almas; el que no reza desfallece y muere. En la oración nos encontramos con Dios, y es en ese encuentro en el que nos comunica la Fe, la Esperanza y la Caridad, virtudes sin las cuales no nos salvaremos.

            El Rosario es una oración de los pobres, de los ricos, de los sabios y de los ignorantes: apartar a las almas de esta devoción, es apartarlas del pan espiritual de cada día. Esa oración es la que sustenta la pequeña llama de fe que no se ha apagado del todo en muchas conciencias. Incluso para aquellas almas que rezan sin meditarlo, el simple hecho de coger el Rosario les sirve para acordarse de Díos, de lo sobrenatural. El simple recuerdo de los misterios en cada decena es un rayo de luz más, que sustenta en las almas la mecha que todavía humea.

            Por eso el demonio le tiene declarada la guerra. Y lo peor es que ha conseguido desorientar y engañar almas llenas de responsabilidad por el lugar que ocupan… Son ciegos que guían a otros ciegos… y quieren apoyase en el Concilio y no ven que el Sagrado Concilio ordenó que se conserven todas las devociones que, a través de los años, se han practicado en honor de la Inmaculada Virgen Madre de Dios, y que la oración del Santo Rosario es una de las principales a la que, al hacer lo ordenado por el Sagrado Concilio y por el Sumo Pontífice, estamos obligados, esto es, debemos conservar.

            Yo tengo una gran esperanza de que no esté lejos el día en el que la oración del Santo Rosario sea declarada oración litúrgica, porque toda ella participa de la Sagrada Liturgia Eucarística. Recemos, trabajemos, sacrifiquémonos y confiemos porque: “Al fin, mi Inmaculado Corazón vencerá”

                                                                                     LUCIA

 (Publicada en el Semanario portugués A ORDEM.)