La fe de un niño
A menudo, muchas veces, me he sentido orgullosa de haber enseñado a mi hijo a rezar. Enseñe, poco a poco a mi pequeño las oraciones básicas “Jesusito”, “Padre Nuestro”, Ave María, etc…. Son oraciones que yo creo imprescindibles en los primeros años de vida ya que esas oraciones nos acompañan siempre.
El año pasado, mi hijo vistió por primera vez su traje de monaguillo para acompañar a Nuestra Virgen del Rosario en su caminar por las calles de Jaén. Sin saberlo mi hijo me dio una gran lección ya que pese a su corta edad (cuatro años) aguantó hasta el final. Yo miraba su carita y de pronto un bostezo apareció en ella, le pregunté que si quería abandonar y me contesto que no, que el iba hasta el final; y me dijo ¡y cállate mami que estoy rezando! Y así rezando aguantó y terminó la procesión muy cansado pero muy contento.
Cuando pasaron unos meses yo atravesé un momento delicado, pues me quedé sin trabajo y esto me agobiaba mucho ya que mi hijo depende de mí y yo veía que las cosas no iban nada bien. Una noche, pensando que mi hijo no me oía, lloré amargamente, él se levanto de la cama y se acercó a mi y cuando me vio llorar, descolgo uno de los rosarios de su sitio lo puso en mis manos y me dijo “Mami reza el rosario y veras como la Virgen te encuentra un trabajo”, yo le sonreí y le dije que me sentía muy cansada, me acarició la cara y me dijo – “¿te acuerdas de la procesión del Rosario?”- pues cuando me cansaba rezaba y así aguante hasta el final. Mi hijo se acostó y yo me quede rezando el rosario, y así lo hice mucho días y 10 días después encontré ese ansiado empleo.
Desde aquel día ya no he dejado de rezar el rosario cada día y mi hijo y yo rezamos juntos al menos un misterio, y cuando terminamos él se dedica a pedir por todo lo que necesita. Yo pensaba que fui yo quien enseñó a rezar a mi hijo, y resulta que ha sido él quien me ha enseñado a mi que la oración sin la fe es completamente inútil.
Bien conocidas y reales son las palabras de Cristo “Si no sois como Niños no heredareis el reino de mi Padre”.
Doy gracias a Dios por este hijo cofrade y cristiano que me ha regalado, que cada día me enseña lo que es la Fe Verdadera.
Carmen Cantos Gutiérrez