Carta Pastoral del Obispo a las Cofradías de Gloria
El tiempo cuaresmal ha terminado y la sagrada liturgia abre la CINCUENTENA PASCUAL. La vida ha triunfado sobre la muerte. El cuerpo muerto del Hijo de Dios, que descansó desde el viernes hasta el amanecer del domingo en el sepulcro de José de Arimatea, ha resucitado, se ha levantado de la muerte para siempre, como sol que no conocerá el ocaso. Jesucristo sigue presente y vive entre nosotros. Cristo no terminó en el sepulcro, sino en luz y fuego victorioso.
El cirio pascual ilumina nuestros templos hasta el final de este recorrido: la Pascua de Pentecostés es la maduración y meta de la Pascua de Resurrección en la que el Resucitado nos promete dar su Espíritu para renovar el don de nuestra alegría.
1. Los Discípulos del Nazareno estrenamos nuevo vigor durante estas siete semanas, corazón del año litúrgico. La fuerza del Espíritu de Jesús Resucitado, si le abrimos nuestro interior de par en par, nos convierte en valientes pregoneros del gran misterio de la Vida nueva de los bautizados.
Alguno de aquellos sus primeros apóstoles, Santo Tomás, lo dudó y Jesús mismo le propuso meter los dedos en las llagas de sus manos y en la herida de su costado. Era verdad. Era el mismo al que acompañaron por los camino de Palestina. Tenía las mismas heridas que manaron sangre, pero Él estaba vivo, les sonreía, animaba y hablaba con ellos.
También hoy Cristo resucitado vive con sus discípulos. Quiere ser peregrino a nuestro lado para recorrer los caminos del mundo. Nos explica las Escrituras, nos sienta a la Mesa de la Eucaristía y nos dice con inmenso cariño: alejaos de las tinieblas, dejaos iluminar por la luz que no se apaga y nunca tengáis miedo, porque estaré con vosotros hasta el final.
2. Jóvenes cofrades: esta Iglesia de Jaén espera vuestra respuesta generosa siempre. Tenéis una ocasión de hacerlo con motivo de la cada vez más próxima Jornada Mundial de la Juventud. El mundo, la Iglesia, vuestras parroquias, cofradías y hermandades, os toca a vosotros afianzarlas y renovarlas. Sois verdaderos protagonistas de esta gran aventura.
Son pocos los que acuden al llamamiento de Jesús, o no les llega su llamada. Se quedan lejos de la luz de sus palabras que iluminan el recorrido de esta vida. Demasiadas flores malogradas, malheridos por los caminos, caminantes sin norte. Por el contrario, cómo emociona ver otros grupos que se encuentran en el “Adoremus” mensual, siguiendo y portando una imagen venerada, recorriendo caminos tras una cruz y el icono de la Virgen, durmiendo en pabellones y al raso para escuchar la voz del Papa que les conduzca a la Verdad de Cristo.
Les decía a todos los fieles en una carta reciente que “la Iglesia de Jaén, cuando se lo propone, responde hasta la sorpresa y rompe todos los cálculos. La JMJ será, en nuestra Iglesia, la vitrina de cara a nuestra sociedad actual, una carta abierta que llegará a muchos.”
3. Cofradías de Gloria: Sois muchas si hacemos números. La propuesta que hago a vuestros jóvenes es para todos vosotros. De vuestro apoyo e interés depende el envío de algunos de los vuestros a la Jornada de Madrid.
María Santísima fue testigo valiente y privilegiado del camino de Cristo a la muerte, de su resurrección y luego de la venida del Espíritu Santo. Contemplen en sus muchas advocaciones y romerías marianas esta verdad para vivir en profundidad la Pascua del Señor y la plenitud de su Espíritu. Que ella sea nuestra maestra durante las próximas semanas, ya que ella fue la mejor discípula, modelo de quienes queremos seguir a su Hijo Jesucristo.
A ella encomendamos nuestra invitación especial a los jóvenes cofrades y a tantos hermanos asociados en sus numerosas cofradías, hermandades y grupos parroquiales en la extensa geografía diocesana de Jaén. ¡Felices Pascuas!
Con mi afecto y saludo en el Señor,
+ Ramón del Hoyo López
Obispo de Jaén